jueves, 13 de diciembre de 2012

MUERTO POR SU PROPIO INVENTO

Anoche estaba viendo un programa de muertes curiosas y salió un caso que me llamó bastante la atención. En Ohio en 1920 Charles Justin fue detenido y encarcelado, la misión que se le designó en aquella prisión de Ohio fue limpiar y tener en buen estado la silla eléctrica.

Se dedicaba todos los días a limpiarla, especialmente los días en los que se ejecutaba a algún preso. Un día mientras estaba limpiándola observó que las correas que sujetaban las muñecas a la silla eléctrica eran de cuero y que cuando se procedía a electrocutar a un preso las correas de cuero se dilataban y permitían un gran movimiento en los brazos de ellos, por lo que la piel se iba quemando poco a poco y no tenían la muerte instantánea que se pretendía. A Charles se le ocurrió sustituir las correas de cuero por unas correas de hierro, ya que no se dilatarían y no les daría capacidad de movimiento.

Este invento le otorgó la libertad a Charles. Un día él estaba en su campo y un hombre entró a robar y Charles sin pensarlo lo mató y volvió a la prisión. Esta vez fue condenado a pena de muerte y curiosamente iba a morir en la misma silla que él había inventado, su propio invento le causó la muerte. Cuando iba camino de la silla eléctrica para ser ejecutado comenzó a ponerse nervioso y los encargados de ejecutarlo lo cogieron lo sentaron en la silla y sin más dilación la pusieron en funcionamiento, Charles perdió el conocimiento pero aún así seguía vivo y se produjo una segunda descarga que acabaría completamente con la vida de Charles.

En Ohio se solía dar una segunda descarga para acabar definitivamente con la vida de los presos ya que a veces resistían la primera descarga y el dolor se volvía insoportable.

Así que recomiendo tener cuidado con lo que inventamos porque a veces se puede volver en nuestra contra.


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