GARY RIDGWAY. EL ASESINO DEL RÍO VERDE.

Nacido en 1949 en Salt Lake, Gary de pequeño tenía una extraña relación con su madre dado que la odiaba pero a la vez sentía una fuerte atracción sexual por ella. Y la relación de sus padres tampoco era demasiado buena, por tanto Gary no creció en un ambiente correcto pero él tampoco era normal...

Cuando tenía 16 años cometió su primera agresión, estaba en el jardín y vio a un niño pequeño jugando, Gary se acerco a él y lo apuñaló. Nadie tuvo consciencia de esta agresión en ese momento dado que Gary se alejó sin que nadie se diese cuenta que había sido él, argumentó que "Siempre se había preguntado cómo sería matar a alguien". Gary tenía un odio terrible hacia las prostitutas, este odio fue inculcado por su padre y cuando entró en el ejército (ya había contraído matrimonio con su primera esposa) comenzó a pasar tiempo con prostitutas y al tener algunos problemas genitales por culpa de ellas, les cogió un odio mayor. Y empezó a tener problemas con las mujeres (divorcios, separaciones..) y el odio hacia las mujeres iba aumentando.

Llegó a matar a unas 49 mujeres hasta que fue detenido gracias a una prueba de ADN de una de sus víctimas. Generalmente contrataba a prostitutas, tenía sexo con ellas y luego las estrangulaba y las dejaba tiradas en cualquier bosque. Un dato asombroso era que antes de mantener la relación sexual con la prostituta les pedía que fuera al baño ya que afirmaba que "las víctimas por estrangulación tienden a manifestar incontinencia y no quería que se cagasen ni measen en la cama" así lo describió.

Generalmente una vez asesinadas las transportaba en su camioneta y las dejaba en un lugar apartado y les quitaba la ropa y todas las pertenencias para hacer más difícil la identificación, además de apilar a varias mujeres a la vez. Quizás dejaba los cuerpos de 4 o 5 chicas amontonados. A veces hasta les cortaba las uñas antes de soltarlas para que no quedase nada de donde sacar pruebas de su piel.

Con el tiempo se volvió necrófilo y empezó a tener sexo con las mujeres una vez muertas pero afirmó que no le gustaba cuando estaban descomponiéndose y aparecían gusanos.

Cuando en 2001 detuvieron a Gary, él sabía que sería condenado a muerte por lo que llegó a un acuerdo con el fiscal por el que cooperaría en la investigación de los asesinatos y no se le aplicaría la pena de muerte. Al final fue condenado a 480 años de prisión sin posibilidad de condicional.